¡ABAJO LA FARSA DE JUICIO Y LA CAMPAÑA ANTICOMUNISTA!

  • sábado, junio 02, 2018
  • By Farsa de Juicios
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La ultraderecha prosigue su campaña contrarrevolucionaria contra los comunistas, la izquierda y el pueblo, contando con el apoyo vergonzante de la izquierda burguesa. El odio y la persecución política han llegado hasta expulsar a mil trabajadores del sector público excarcelados por “terrorismo”, incluyendo a quienes han sido absueltos por el poder judicial.

La farsa de juicio en el caso Tarata se acerca a su parte final pretendiendo burdamente sentenciar a los dirigentes del PCP por los lamentables sucesos de Tarata en el que no tuvieron ninguna participación así como por narcotráfico para enlodar la límpida acción revolucionaria del Partido Comunista del Perú.

El juicio por el caso Tarata se concluyó en 1998, ya es cosa juzgada, allí se esclarecieron los hechos y se sancionaron a los culpables. Se estableció que quien dirigió esa acción fue un organismo de base y no el Comité Central, quedó claro que fue un hecho fortuito pues el objetivo era otro y nunca se pretendió atacar a civiles.

La Dirección del PCP no solo no participó ni dirigió sino que rechazó esa acción pues golpeaba a sectores medios de la burguesía a los que se quería ganar para la revolución. Más aún, en el contexto de julio de 1992 en que se suceden los hechos, los compañeros Osmán Morote y Margot Palomino, que ya cumplieron su pena y ahora buscan imponerles cadena perpetua, se encontraban heridos de bala por el genocidio de mayo contra los prisioneros en Canto Grande y desde junio estuvieron en aislamiento absoluto en el penal de Yanamayo a 4 mil metros de altura y en el penal de Mujeres de Chorrillos, sin patio, sin visita y convalecientes de sus heridas.
Osmán Morote y Magot Liendo fueron sobrevivientes del genocidio en 1992 en el penal de Canto Grande. En junio de ese año fueron trasladados: el primero a Yanamayo y la segunda al penal de Chorrillos, ambos aún convalecientes de sus heridas.
Y en cuanto a la acusación de narcotráfico, su imputación se ha caído por los suelos pues los testigos con sus falsedades torpes han quedado al descubierto y la patraña ha quedado sin sustento alguno. La droga, el narcotráfico y todas sus perversidades derivadas siempre han sido condenados por los comunistas y revolucionarios marxista-leninista-maoístas, pensamiento gonzalo del Perú. Jamás nos hemos sustentado en el dinero sucio del narcotráfico, todo nuestro autosostenimiento ha sido basado en las masas que nos dieron desde su mísero pan que compartían con nosotros hasta su tibia sangre entregada por la revolución.

Como contraparte ¿no ha sido siempre la derecha quien ha sostenido el narcotráfico y se ha enriquecido con ello? ¿El avión presidencial de Fujimori y otros aviones de la FAP no se usaban para llevar y traer droga? ¿Los altos mandos militares de las zonas de emergencia no cobraban millonarios cupos para permitir el tráfico de drogas? ¿No se ha hablado incluso del riesgo que Perú sea un narco-Estado?


El odio de las clases dominantes contra quienes se alzaron valientemente para cuestionar y acabar con su poder es un odio sin fin. La razón es que son clases explotadoras que hoy defienden al capitalismo y al imperialismo a capa y espada, jamás van a aceptar que el socialismo pueda tener cabida en nuestra sociedad. Pero la realidad es que hoy no hay guerra ni su llamado “terrorismo”, por eso crean fantasmas buscando unir a toda la reacción pero son sueños que tarde o temprano serán barridos.

La propia Constitución establece el derecho a la resocialización y el derecho al trabajo, pero esto lo niegan para los excarcelados revolucionarios. No les basta quitarle sus pocos enseres sino que les prohíben resocializarse y trabajar en el Estado, buscando hundir a sus familias en la miseria. A esto se suma la izquierda burguesa que, en vez de defender el derecho al trabajo, exige la expulsión de estos compañeros. Incluso las dirigencias traidoras de la CGTP y del SUTEP han pedido que no se dialogue con las Bases Regionales del SUTEP pues necesitan seguir cabalgando sobre el pueblo y defender sus intereses mezquinos con sus ONG, su Derrama Magisterial y sus gollerías para ser los únicos “reconocidos” por el Estado.

La persecución en ninguna parte del mundo ni de la historia ha desaparecido las ideas, por el contrario ha forjado a los pueblos para mayores jornadas de combate. En nuestro país, el pueblo trabajador va comprendiendo más claramente que su enemigo es el Estado explotador que promueve y defiende el sistema capitalista y que hoy impone más impuestos y alza de precios golpeando a los más pobres. El esclarecimiento y la organización del pueblo es una necesidad para que defienda y luche por sus derechos fundamentales, que comprenda que nada puede esperar de los ricos y explotadores, que su camino es el socialismo rumbo a la desaparición de la explotación y opresión, que sin una revolución comunista nada tendrá el pueblo.
Persecución en tiempos de Sánchez Cerro.



Colectivo Trabajo
junio 2018

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