SOY COMUNISTA, A MUCHA HONRA

  • lunes, abril 03, 2017
  • By Farsa de Juicios
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¿Por qué tanto odio de los reaccionarios hacia los comunistas? ¿Por qué condenan la hoz de los campesinos y el martillo de los obreros? ¿Por qué esa repulsa visceral hacia el color rojo de nuestra bandera y las banderas sindicales de los trabajadores? Porque, como nunca antes, las clases dominantes del Perú, vieron y sintieron la posibilidad de perder el Poder y sus privilegios de clases explotadoras, al enfrentar la guerra popular iniciada en 1980, dirigida por los comunistas con su invicta bandera roja con la hoz y el martillo que simboliza la unión de los obreros y campesinos. 

Por eso falsean la realidad de los hechos y aplican persecución política. Así, para desprestigiar la revolución la llaman “terrorismo”, y a los revolucionarios, especialmente a los comunistas, nos llaman “terroristas” y, como dice el Presidente Mao, nos pintan de negro y carentes de toda virtud.

Por eso hacen hoy su farsa de juicio contra el Presidente Gonzalo y el Partido. No les basta con tener ilegalmente al Presidente Gonzalo en el mayor aislamiento absoluto y perpetuo en una prisión militar hace casi 25 años y con 82 años de edad, no basta con negarle atención médica especializada, entre otros derechos fundamentales, sino que hasta se proponen desaparecerlo en el mar o en una fosa desconocida. El odio reaccionario responde a que el Presidente Gonzalo es reconocido en el mundo como maestro de comunistas, ejemplo vivo de convicción inalterable en el marxismo-leninismo-maoísmo, en el Partido Comunista y en la revolución proletaria mundial. Este es un juicio simbólico, eminentemente político, cuyo propósito es condenar a prisión de por vida a todos los dirigentes del PCP, para escarmentar y quede como ejemplo a quien se atreva a rebelarse contra el sistema de explotación capitalista, todo lo cual condenamos y rechazamos resueltamente.

Y es que los comunistas, desde que aparecieron con programa propio en 1848, luchan por la transformación radical de la sociedad barriendo toda forma de explotación y opresión. Esto ya lo ha visto el mundo: en la URSS de Lenin y Stalin, en la China del Presidente Mao Tse-tung, en el campo socialista que abarcó gran parte de la humanidad. Revoluciones que transformaron la sociedad como nunca antes en tan corto tiempo y en beneficio de la inmensa mayoría. Si bien ambos procesos sufrieron reveses por la restauración del capitalismo debida el revisionismo, en modo alguno implica que la construcción del comunismo sea una utopía, porque ya se vivió la construcción de su primera etapa: el socialismo.

Los comunistas asumimos una trilogía que demuestra nuestra condición y en la cual nos reafirmamos siempre.

1) Posición de clase: Los comunistas empiezan por tomar posición por los de abajo, por identificarse con los intereses y aspiraciones de las amplias mayorías. Por tanto están contra el sistema capitalista que hunde en la pobreza y opresión al pueblo.

2) Espíritu de partido: Comprenden la necesidad de organizarse. Y la más alta organización revolucionaria es el Partido Comunista, el Partido del proletariado que cumple el papel de dirigir la revolución. El comunista trabaja en una organización del Partido; asumiendo y aplicando conscientemente su programa, estatutos y su línea; y aportando al sostenimiento material de su Partido. 

3) Desinterés absoluto. Ponen en primer lugar el interés del Partido y del pueblo. No les mueve ningún interés personal como: alcanzar “prestigio”, poder personal, afán de figuración… De ahí que sean los primeros en el sacrificio y últimos en el beneficio, y actúan con la guía de “servir al pueblo de todo corazón”. Por eso corrigen sus errores, superan sus limitaciones, luchan por el comunismo, y están dispuestos a entregar la vida por él, sabiendo que no lo verán como personas, pero con la seguridad de que el comunismo brillará sobre la faz de la Tierra.

Esta trilogía permite distinguir a los comunistas de los revisionistas y oportunistas, de los traficantes de la revolución y del marxismo. Me reafirmo en que soy comunista, a mucha honra. Y es que, como dijo Marx en el Manifiesto Comunista: 

“Las clases dominantes pueden temblar ante una revolución comunista. Los proletarios no tienen nada que perder en ella más que sus cadenas. Tienen, en cambio, un mundo que ganar.”

El socialismo y el comunismo no son una utopía sino una imprescindible necesidad de los miles de millones de masas en el mundo. Y persistiremos indoblegables en la lucha, junto a la clase obrera y el pueblo, en función de que el socialismo y el comunismo se impongan sobre la Tierra.


¡FIN AL AISLAMIENTO DEL PRESIDENTE GONZALO!

¡POR EL DERECHO DE LOS COMUNISTAS A EXISTIR!

¡SIN UNA REVOLUCIÓN COMUNISTA NADA TENDRÁ EL PUEBLO!



c.Rafael
Abril 2017




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