RESPUESTA A DECLARACIONES DE LA "MINISTRA DE JUSTICIA"

  • domingo, febrero 26, 2017
  • By Farsa de Juicios
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Sobre Mausoleo: “…por supuesto que sí, no puedo demolerlo yo con las manos porque es lo que me gustaría como peruana…”

Sobre las piedras en el Ojo que llora: “…esas piedras ya han sido sacadas. Yo estoy haciendo el ejercicio de identificar todos los nombres que se colocaban…” “no puedo ir y botar con comba, puedo sacar una ley específica, por supuesto que sí”

Sobre Soras: “… gracias a ese caso, los terrucos de la cúpula no salieron en mayo del 2013…”
“me preocupa más hoy hacer cumplir la ley de que no hayan terrucos enseñando en los colegios del Perú”


MARISOL PÉREZ TELLO: 
ODIO Y CEGUERA FRENTE A LOS PROBLEMAS DERIVADOS DE LA GUERRA INTERNA

La ministra de Justicia y Derechos Humanos, Marisol Pérez Tello, en declaraciones del 20 de febrero al programa Redes y poder de ATV+, se desboca en sus posiciones reaccionarias de ultraderecha respecto a la guerra interna vivida en el país.

Esta “demócrata” dice, respecto al mausoleo de Comas: “me gustaría, como peruana que sufrió el terrorismo”, “demolerlo yo con las manos”. Pero, como no quiere ensuciárselas, propone hacerlo mediante “una ley específica”. Claro, sería una ley “democrática”… con nombre propio, para ensañarse no solo con los restos de las víctimas del genocidio de los penales en 1986, cubriéndolos ahora con los escombros de sus nichos, sino también se ensaña con los familiares de las víctimas, a quienes les negaron los restos de sus seres queridos por treinta años y ahora pretenden negarles el elemental derecho a sepultarlos y honrarlos según sus creencias. Lo que evidencia la ministra es el odio reaccionario contra los revolucionarios y la persecución política que la extiende a los familiares de las víctimas. La ministra es de “derechos humanos”, como ella misma precisa en la entrevista. Derechos que, según sus defensores, tienen todos los seres humanos. Según sus declaraciones, los revolucionarios y sus familiares no tienen tales derechos. Entonces, ¿cómo los considera? ¡Como subhumanos!

Luego habla de la guerra interna y de la acción del actual gobierno respecto a algunos problemas dejados por ella. Dice: “lloro por Accomarca (…) y lloro por Cayara. Porque es mi país y son nuestros muertos que generó el terrorismo, y hay que decirlo claro y fuerte”. Pero, sin inmutarse por su incoherencia, dice después: “Las víctimas fueron ciudadanos y ciudadanas que estaban entre dos fuegos: malos agentes —porque los hubieron (sic) buenísimos, y honor y gloria para ellos—, y terrucos que iniciaron esta locura”.

Resulta que los genocidios de las FFAA y FFPP del Estado, como los mencionados por ella, ¡son responsabilidad de los revolucionarios! ¿Por qué? ¡Porque el PCP inició la guerra! Posición que se comprende en una reaccionaria como ella que está de acuerdo con la línea y política genocida que aplicó el Estado durante la guerra interna, y considera que la guerra no tiene causas históricas ni sociales y tampoco reconocen que son las clases dominantes las principales responsables de la guerra por sostener el sistema de explotación y opresión.

Y se precia de tener “gran visión histórica”. Dice: “Si uno no quiere estudiar la historia y entenderla en su dimensión, la va a repetir. Y todo el esfuerzo que voy a hacer va a ser para que la verdad se diga: cómo fue”. Claro, pues, esa “verdad” no es la verdad histórica sino la verdad del Estado, la verdad de los vencedores. De quienes aplicaron una línea y política genocida, sembraron el país de fosas comunes y desparecieron pueblos mediante genocidios, y después de 25 años del término de la guerra interna siguen sembrando odio, venganza y persecución política. 

Su posición es representativa de la más torpe ultraderecha peruana, ciega ante la historia y las necesidades del país, ¡estando a cuatro años del bicentenario de la independencia! Oportunidad propicia para cerrar el capítulo de la guerra interna mediante una solución política, amnistía general y reconciliación nacional.

Ella, falsa demócrata y real déspota, desde su posición de ministra defiende la explotación capitalista y persigue con rencor todo lo que cuestione el sistema de hambre y opresión que vivimos. De ahí que reconozca que está muy preocupada en “hacer cumplir que no haya terrucos enseñando en los colegios del Perú” y en sacar de “El ojo que llora” las piedras con nombres de revolucionarios asesinados por las fuerzas del Estado, por ejemplo. Falsa cristiana que desdice lo que la Iglesia enseña sobre la reconciliación: la gratuidad del perdón sin importar el destinatario, que la reconciliación es para toda la humanidad, no hay excepción, sean víctimas o victimarios.

Por eso también manifiesta su desacuerdo con el fallo de la Corte Interamericana de DD.HH. sobre el genocidio en el penal de Castro Castro, mayo de 1992, y reconoce que el Estado peruano procede en contra de dicho fallo y sostiene torpemente el incumplimiento de un fallo internacional. Así, apoyándose en la ley que crea el Registro único de víctimas, recuerda que su artículo 4° establece: “No podrá ser considerado víctima ni un terrorista —y acá se elimina la presunción de inocencia por ponderación de bienes— ni un procesado por terrorismo hasta que se defina su situación jurídica”. Por tanto, los “terroristas”, sin importar que hayan sido asesinados, desaparecidos, ejecutados extrajudicialmente, etc., no son víctimas y están bien muertos. Así, no interesa que la mayoría de víctimas de los genocidios de El Frontón, Lurigancho, el Callao y Canto Grande, por ejemplo, eran inculpados o que incluso algunos fueron absueltos por los tribunales: todos ellos no son víctimas y están bien muertos. Otra “perla” más de la ministra de “justicia y derechos humanos”, que refleja las posiciones de la reaccionaria ultraderecha peruana.

Y, por otro lado, sostiene que la CVR cargó demasiados muertos en las FFAA y FFPP porque “apareció en una coyuntura en la cual se puso en evidencia que había habido agentes del Estado que habían violado los derechos humanos; eso hay que volver a trabajarlo”. Así, se propone “corregir” este “error” de la CVR, revelando su posición de mayor defensa de las FFAA genocidas.

Al final, después de mencionar la acción del gobierno actual respecto a algunos problemas dejados por la guerra interna, dice: “Hay mucho por hacer en nuestro país. Y hay que hacerlo aunque inicialmente uno reciba algunos comentarios más o menos ácidos…” Por tanto, en vez de abrir campo a la solución política a pocos años del bicentenario, preparan más campañas macartistas e inquisitoriales, como en la farsa de juicio del caso Tarata, contra los revolucionarios y contra quienes cuestionan el sistema capitalista.

Febrero 2016

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