Ante la inocultable crisis generalizada que vive el Perú en lo económico, político y social, es justa la protesta del pueblo y de cada vez más amplios sectores de la sociedad peruana. 

Esta democracia cruje en medio de la bárbara corrupción.

Con un Congreso neoliberal a ultranza legisla para enriquecer a unos cuantos, mientras conculca derechos y libertades democráticas, impone leyes lesivas al pueblo, entre ellas la legislación antiterrorista usada como arma de guerra contrasubversiva en tiempos de no guerra; esa democracia pretende seguir usando el cuco del terrorismo para reprimir a las masas e imponer su poder caduco en total descomposición.

Y qué decir del Poder Judicial ¡Es otro poder al servicio de los explotadores! Por eso persigue a comunistas y revolucionarios, porque en los ochentas se atrevieron a desafiar este orden que emana putrefacción, por eso y en su reaccionaria pretensión de asegurar su sistema, se empeñan en desprestigiarlos con la vil imputación de narcotráfico, por eso buscan condenar a cadena perpetua a todos los dirigentes del PCP convirtiéndoles en enemigos para los cuales no rige derecho alguno.

¿Qué necesitamos ahora?