Hace unos días, a partir de unas declaraciones de Pedro Pablo Kuczynski, se ha puesto nuevamente en debate, aunque de manera mediatizada, uno de los temas derivados de la guerra interna: la reconciliación nacional. Pero, ¿de qué se trata en esta oportunidad?

PPK dijo —el jueves 20 de abril, durante la ceremonia por los veinte años de la operación Chavín de Huántar y repitió la idea en una entrevista con RPP—: “Es momento de voltear la página”; y, a los días, añadió: “Vamos a hablar de eso en las próximas semanas”. Posteriormente, precisó: “Yo creo que lo que significa (“voltear la página”) es olvidar y perdonar ciertas cosas y sobre todo tener un diálogo alturado sobre las grandes prioridades del Perú…”

El vocero de la bancada oficialista, Carlos Bruce, declaró a título personal sobre el tema que él “liberaría a Alberto Fujimori” debido a su avanzada edad y que se está “estudiando el caso”; pero que no se liberaría solamente al exmandatario, sino que se aprobaría “una legislación general para todas las personas”. Luego, un ministro de Gobierno precisó que se trataría de arresto domiciliario considerando: edad avanzada, estado grave de salud y haber cumplido más de un tercio de la condena. Con este criterio se deja fuera del alcance de esta ley a los presos políticos del PCP sentenciados a cadena perpetua.

El congresista fujimorista Roberto Vieira presentó, en este contexto y “para el inicio de una verdadera reconciliación” —según sus palabras—, un proyecto sobre arresto domiciliario para quienes cumplieran los requisitos ya anunciados, precisando que estaban excluidos los sentenciados por “terrorismo”. Así, expresamente, se deja de lado a los prisioneros políticos evidenciando que se trata de una ley con nombre propio pese a que lo nieguen y a sabiendas de que sería ilegal. Y su “verdadera reconciliación” se circunscribe a la colusión entre facciones de la gran burguesía, violándose el principio: “a igual razón, igual derecho”. 

Luego, el vocero de la bancada fujimorista, Luis Galarreta, saludó a PPK por preocuparse por la condición carcelaria y salud de Fujimori, y que como "es bastante claro en señalar que no se pueden dar leyes con nombre propio" —como la de arresto domiciliario—, lo emplazó a darle indulto humanitario, pues “la libertad del expresidente Fujimori depende de la sola firma del Presidente”. Añadió que se debe "voltear la página", porque tanto PPK como mucha gente “estamos cansados de ese odio contra el fujimorismo y de esa parcialización que se ha hecho en contar la historia sesgada de los 90”. La posición del fujimorismo es dejar en manos de PPK la libertad de Fujimori en aras de la colusión entre facciones de la gran burguesía y continuar con la política de odio, venganza y persecución política contra los prisioneros políticos del PCP.

Finalmente, PPK dijo -sobre indulto humanitario para Fujimori o arresto domiciliario-: “Vamos a estudiar, a ver cómo se hace”, y que debe haber un debate nacional.

Esto muestra que no hay interés ni preocupación por una verdadera reconciliación nacional y acabar con la persecución política en el país. Las salidas que proponen no sirven a la reconciliación que necesita el pueblo, la nación y la sociedad en su conjunto. De ahí que, mientras llaman a “voltear la página” y a la “reconciliación”, la Segunda Sala Penal Nacional ha aprobado la exhumación de los restos de los ocho prisioneros víctimas del genocidio de El Frontón y la consiguiente demolición de los nichos de Comas así como prosiguen con los juicios ilegales contra los dirigentes del PCP para encerrarlos de por vida, persistiendo en una política de odio, venganza y persecución contra los revolucionarios. A la extrema derecha no le interesa llegar al bicentenario con una verdadera reconciliación nacional que pase por una amnistía general para civiles, policías y militares. Antepone sus intereses de grupo, ciega ante la historia y ante las necesidades del país,

Superior: Velorio de los 8 restos de los prisioneros de El Frontón entregados a sus familiares. Inferior: Francia y Londres en solidaridad con los prisioneros políticos del Perú.

Nosotros sostenemos la necesidad de la amnistía general en función de la reconciliación nacional. Esto puede tener fórmulas parciales, como el arresto domiciliario o liberación y deportación, siendo parte de los problemas derivados de la guerra interna y a aplicarse a todos los implicados, sin excepción alguna. Pero una ley con nombre propio como la propuesta es contraria a la reconciliación nacional y no sirve a la sociedad peruana.

¡CORTE DE JUICIOS!

¡AMNISTÍA GENERAL!

¡POR UN PERÚ RECONCILIADO HACIA EL BICENTENARIO!