En realidad no me parece adecuado este nuevo proceso, pues a Abimael Guzmán ya se le condenó por todos los actos de este grupo terrorista [Sendero Luminoso]… No entiendo qué otra pena podrían poner, y además su defensa podría alegar que se le está juzgando dos veces por el mismo hecho, porque si ya se le juzgó por el todo, cómo vamos a volver a juzgar por una parte. Pero, en fin, es un criterio mío, pero he visto ahí que la defensa ya lo está alegando.

¿Usted lo toma como un riesgo innecesario este nuevo proceso?

Exactamente. Además me preocupa lo de Osmán Morote [miembro de la cúpula de Sendero], porque él ya ha cumplido su pena originaria, pero lo están involucrando en una serie de otros atentados.

¿Por qué le preocupa esto?

Porque pueden decir lo mismo. Como perteneció al Comité Central [senderista], y por la pena que le impusieron, ahora le están reabriendo otros nuevos casos; parecería que, esto ha alegado ya su defensa, son maniobras para que no salga. Entonces, el peligro es que los sucesivos gobiernos están trasladando la guerra contra Sendero Luminoso al Poder Judicial, lo cual me parece un tremendo error. Así como hemos descuidado la seguridad ciudadana, estamos también descuidando esta guerra que todavía existe con Sendero Luminoso.

¿Es el mismo Sendero Luminoso que antes?

Yo entiendo que Sendero Luminoso ya no quiere desatar actos militares, explosivos, coches bomba o asesinatos, sino que quiere controlar la base social para desde ahí impedir los actos del gobierno y controlar políticamente al poder central, que está muy centralizado. Ya lo estamos viendo a través de los frentes regionales, donde la gente agitada protesta, pero la gente protesta no porque se le invente algo, sino porque los sucesivos gobiernos han cometido tremendos errores, han prometido cosas, han suscrito documentos que luego han incumplido, y evidentemente los agitadores van a utilizar eso para exacerbar los ánimos, y con eso están impidiendo que las grandes inversiones tengan un curso normal, dificultando la negociación del Gobierno con los pueblos. Ahora, ¿esto puede servir para Sendero Luminoso, que está tratando de meterse en la vida política, pero legalizándose de facto, porque sigue siendo una organización delictiva? Podría ser, porque ahora justo estuve revisando en los diarios la historia de [José] Mujica [expresidente de Uruguay]…

¿Qué le llamó la atención de esta historia, o cómo lo compara con Sendero Luminoso?

El mismo trayecto siguieron los Tupamaros [Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros], donde ellos fueron reconociendo su derrota militar, y empezaron a meterse en la vida política, pero sin dejar su organización clandestina. Conforme fueron ganando posiciones en su guerra política, fueron renunciando a la lucha armada… ¿Por qué digo esto?, porque el objetivo de los senderistas es lograr la liberación de su líder, pero cada día que pasa eso se pone más difícil, ya que vemos el estado calamitoso en que se encuentra, siendo muy probable que muera en prisión.

¿Qué opciones tiene esta organización terrorista?

Tienen dos opciones: una organización clandestina, otra organización visible que se está metiendo en la política. Como organización clandestina, esta provee de líderes a la organización visible, nuevos líderes que no son conocidos, y no se puede establecer quién es quién. Ahora, evidentemente, así como están las cosas, a los senderistas les conviene victimizarse porque su discurso puede empezar a tener cabida en un fundamentalismo psicológico de la gente cuando ve que todos los gobiernos son ladrones, y es un escándalo nacional, van a empezar a atacar con “el sistema no sirve, el sistema no sirve”, “no tenemos líder y todos son corruptos”… El gran debate futuro es un debate moral.
Aparatos de seguridad

¿Cómo enfrentar a este nuevo Sendero?

Es una guerra política en la que se debe activar a los aparatos de seguridad para saber cómo está Sendero Luminoso, respecto a su organización clandestina, así como su grupo visible, e identificar quién o quiénes están representando a este grupo subversivo en las municipalidades, los gobiernos regionales y probablemente hasta en el Congreso.